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JOAQUÍN PASOS
(Poeta nicaragüense. Granada, 1914 –
Managua, 1947)
Nacido en
Granada el 14 de mayo de 1914, se formó en el Colegio Centroamérica.
Anteriormente había estudiado parte de la primaria en el centro escolar
de una apreciable y recordada profesora de la ciudad, a la que dedicaría
—años más tarde— su poema ocasional “La era de la Carmela
Noguera”. Por consiguiente, la presencia granadina —con el muelle de
su puerto lacustre y el kiosko de su Parque Colón, las niñas estudiando
piano a las diez de la mañana y los cocoteros, a medianoche, temblando
bajo la luna— se hallan presente en sus inicios poéticos.
Estos se remontan a sus catorce años, cuando residía temporalmente en
Managua. Allí, a mediados de 1928, leyó “Cinco Parques” de José
Coronel Urtecho, publicados en una revista dirigida por su hermano Luis
Pasos Argüello, Luis Alberto Cabrales y José Coronel Urtecho. Tanto le
impresionaron que los omitió en tres de sus primeros poemas: “Prólogo”,
“Motivos de blanco y negro” y “Con neblina”, aparecidos a los
pocos meses en El Diario Nicaragüense. Dichos textos motivaron el
comentario anónimo (“Cenáculo de Poetas Jóvenes en Managua”), donde
se afirmaba que la generación recién salida de la infancia había
respondido a la invitación de aventura y exploración que se advertía en
aquella “peligrosa poesía vanguardista”, introducida por Coronel
Urtecho.
Dentro de su permanente y regocijada actividad en el desarrollo del
Movimiento de Vanguardia, Joaquín usó su heterónimo, Juan Argüelles
Darmstadt, y se inscribió en una mesa electoral —a finales de 1932—
como poeta. Sin duda, era el primero de los nicaragüenses que así se
declaraba.
1932 fue el año de su floración vanguardista, rica en vivencias
literarias. Algunos lo toman muy en serio, como Pedro J. Cuadra Ch.,
director de El Diario Nicaragüense, quien le dedica unas glosas de
sus artículos combativos en un pequeño libro: Puntos de literatura.
De 1933 a 1934, mientras colabora en Suplemento, La Reacción
y La Voz de Oriente, estudia Derecho en su ciudad natal. Pero en
1935 se trasladó a Managua para proseguir su carrera. Labora y colabora
en varias revistas: Opera bufa, Centro, Los Lunes de la
Nueva Prensa (donde tiene a su cargo las sesiones fijas
“Laboratorio” y “Manicomio”). Termina su quinto curso de Derecho
en la Universidad Central, pero no se preocupa por obtener el título.
Viaja por avión a San José de Costa Rica en busca del libro Todo
puede suceder de George y Helen Papashvily. Su familia le arregla sus
cosas personales en casa de una novia, con la que nunca contrae
matrimonio; en cambio, tiene un hijo con otra. La dipsomanía le hostiga,
prepara su agonía; y el 20 de enero de 1947, cuatro meses antes de
cumplir los 33 años, se le acaba la vida: joven poeta que deslumbró a
sus contemporáneos y sigue haciéndolo en la actualidad con aquellos que
lo admiran.
Había dejado corregidas las pruebas de una selección poética Breve
suma (Managua: Editorial Nuevos Horizontes). Su obra reunida se
encuentra actualmente con el título de Poemas de un joven, libro
que cierra con el monumental “Canto de guerra de las cosas”.
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